Yo nací en Unión Soviética, un país ateo en su mayoría de habitantes, mis padres eran ateos, mis abuelos también, lo cual tiene su explicación:
“Los Comunistas, que agarraron poder en el año 1917, utilizaron gran terror para eliminar a los cristianos”
“Los metían a los campos de concentración para aniquilarlos, en total se calcula que más de 5 millones de cristianos fueron aniquilados en dichos campos”
El Lugar donde yo nací estaba rodeado de muchos de estos campos de concentración.
Mi bisabuela sobrevivió todas estas masacres y yo las recuerdo muy bien, ella murió en el año 1979, cuando yo tenía 11 años… recuerdo que solía discutir con ella diciéndole:
“Dios no existe bisabuela Polina”
le decía… y ella con una sonrisa amable y con voz baja me decía:
“Igor, no diga esto, por favor Dios te escucha…”
Yo reía y le explicaba los argumentos ateos que nos clavaban en las cabezas en la escuela y en el ámbito familiar.
Nuestra vida no era fácil, siempre había escasez de los alimentos y productos básicos y lo más terrible era la contaminación ya que en nuestra ciudad fue construida una fábrica de papel y pulpa que utilizaba cloro como regente principal. Esta tecnología está prohibida en todo el mundo porque provoca muchas enfermedades mortales.
Los comunistas la utilizaban porque es más barata y las vidas humanas no tienen mucho valor para ellos. Más que todo, la gente se enfermaba de ulcera y de cáncer. Muchos de mis familiares murieron de estas enfermedades coincidentemente.
Yo me enfermé de ulcera de estómago, cuando tenía solo 7 años, recuerdo que los dolores constantes y fuertes me obligaban a pasar mucho tiempo acostado y varios meses estuve en el hospital.
La medicina me aliviaba el dolor, pero no curaba enfermedad por completo. Por causa de enfermedad yo crecía lento y era más pequeño en mi clase de escuela. Los doctores me prohibieron hacer ejercicios físicos y nuestra ciudad sufría de delincuencia tal y como pasa lamentablemente en este bello país.
Las pandillas en Rusia dominaban en las calles…
y para uno de niño como era yo, hubo tres opciones:
- Ser miembro de una pandilla,
- Quedarse en vivienda… o
- ¡Aprender a pelear y luchar por su dignidad!
A pesar de mi enfermedad, yo escogí la tercera opción y empecé a hacer muchos ejercicios físicos, y me metí en la escuela de boxeo, me entrenaba mínimo 4 horas diarias y mi maestro me apreciaba y prestaba mucha atención logrando mi vida cambiar completamente.
Los dolores disminuyeron y yo empecé a crecer rápido y fortalecer mi cuerpo, los doctores pensaban que con enfermedad tan grave yo no puedo vivir mucho, lo que pasaba conmigo los sorprendía. ¡Aunque yo todavía era ateo!, yo empecé a creer que hay algo sobrenatural que me apoya, cuando yo hago todo el esfero que puede ser posible.
Después de la escuela yo logre entrar a la universidad pasando por el concurso de 10 pretendientes en 1 puesto. En la universidad yo era uno de los mejores estudiantes, pero después de 2 años en 1987 a todos estudiantes nos mandaron al ejército. La guerra en Afganistán estuvo en su fase decisiva y exigía más y más vidas.
¡En aquel periodo, Dios se presentó en mi vida! Mala comida, mucho estrés despertó mi ulcera y provocó una crisis, los dolores eran más tremendos que yo sufría en mi vida, yo no podía comer porque vomitaba todo inmediatamente con la sangre. Yo empecé desmayarme cada día estaba perdiendo la fuerza física.
Yo pedí a mi comandante que me mandara al hospital, pero él me contestó que no es posible porque no soy ni herido ni muerto y solo estas dos causas le permiten mandarme en hospital. Había que morir antes.
Después de 40 días no comer casi nada, mi sufrimiento me señaló que la muerte está cerca. En algún momento yo levanté mis ojos al cielo y dije:
“¡Dios, mi vida está acabando, si tú existes estoy en tus manos, si quieres salvarme, si lo merezco por favor sálvame!”
De repente yo empecé sentir paz y tranquilidad. Poco a poco desapareció el dolor y esta noche por primera vez, logré dormir sin dolor, día tras día yo me recuperé y volví a comer sin vómitos y pude cumplir mi servicio militar por otros dos años más sin ningún problema ya que mi enfermedad se curó sin medicina alguna.
Dios me mostró su poder y misericordia y me salvó la vida, aunque yo era un ateo.
Cuando regrese del ejército trataba de desarrollar mi vida espiritual, no era fácil buscar a Dios en un país ateo ya que en mi ciudad no había ni una sola iglesia.
En 1991 se calló Unión Soviética y las primeras leyes cambiaron permitiendo la llegada de la economía privada. Mi esposa y yo fundamos propia empresa, con dinero que ganamos y con varios compañeros construimos la primera iglesia en nuestra ciudad. Dios muchas veces nos mostraba su glorioso apoyo. Nuestra hija Anastasia nació en el día 25 de diciembre a las 2 de la mañana en plena navidad.
Ser empresario en aquellos años en Rusia era muy peligroso. Las pandillas controlan todo y exigían grandes extorsiones, por dignidad nunca les pagábamos, las maras tres veces nos sentenciaron a la muerte y un oficial de FSB (servicio de inteligencia ruso) una vez me confesó, que ellos no han entendido como logramos evitar muerte en aquellos tiempos y en contrario, nuestra empresa prosperaba mejor que cualquiera. Dios nos prestaba su apoyo, con ayuda del Señor, construimos tres iglesias más, en los lugares donde funcionaban nuestras empresas.
Gozamos de una amistad con nuestro Patriarca Cirilo máxima autoridad de la iglesia ortodoxa, que viene siendo como la máxima autoridad el Papa Francisco en la Iglesia Católica.
A tal punto que el Patriarca Cirilo llegaba a bendecir las iglesias que construimos, así como nuestras nuevas fábricas.
Dios tiene sus planes para todos y la prosperidad material, así como la riqueza no era nuestro destino ya que en algún momento tuvimos que elegir en dos opciones:
- Convertirnos en siervos fieles de dictadura de Putin, tomando lugar en su sistema de corrupción u otra opción:
- Luchar contra esta dictadura.
Elegimos lo que nos parece correcto que fue luchar contra esta dictadura y Dios nunca nos desamparó en esta lucha contra el mal, No tengo duda que esta dictadura es una obra del diablo.
Cuando pasamos por el periodo más cruel de nuestra vida, cuando mi esposa mi hija y yo estábamos ilegalmente capturados en la cárcel y nuestro pequeño hijo Vladimir fue mandado en el orfanato y nos prohibieron cualquier contacto con él y ni siquiera dar información de él, yo clame a Dios diciéndole:
“¿Por qué Padre tu permitiste esta maldad?”
y recibí respuesta inmediatamente en mi cerebro con una voz que decía:
“Tu elegiste este camino…” El camino de la lucha contra el mal así es este camino y debes aguantar.
En este momento todo se aclaró en mi cabeza. Era elección mi propio destino, tenía mucho éxito, riqueza y poder. Quería evitar sufrimiento, pero la vida me enfrentó contra el enemigo cara a cara. Debo hacer esfuerzo para salvar a mi familia… y saben amigos como Dios me ayudo:
“En 40 días nuestro hijo fue devuelto por las resoluciones de la Sala de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia”
A pesar de toda la trampa que preparó embajada rusa junto con corruptos funcionarios y oficiales.
Nuestro Hijo Vladimir, es un milagro de Dios, ya que pedimos mucho a Dios para que nos permitiera tener un hijo y esperamos 21 años después que nació anastasia.
Aquí en Guatemala mi esposa Irina quedó embarazada y dio a luz a Vladimir posteriormente lo bautizamos en la iglesia católica, aunque nosotros somos ortodoxos, nuestras iglesias son muy cercanas y puedo decir que la diferencia en oraciones y misas son mínimas.
En la cárcel yo atiendo las misas católicas y cristianas evangélicas. Para mi todos son hermanos cristianos y los aprecio mucho, especialmente me gustó hacer meditación de Santo Rosario cada noche.
Esto, lo que no experimentaba antes sentimos la paz y tranquilidad divino, cuando repetíamos oraciones juntos con hermanos. Para mi cárcel es un lugar donde Dios está más cerca de nosotros. Este sufrimiento por lo que pasamos nos permite acercarnos a Dios, nos purifica y nos hace mejor.
No tengo ninguna duda que al final mi familia va a estar salvada. Vamos a esforzarnos más para obtener mérito de la salvación por el Señor. Lo que aprendí por mi vida que Dios apoya a los que hacen mucho esfuerzo y son constantes y disciplinados en su camino. Evitar pecado es imposible, todos somos pecadores. Pero hacer esfuerzo eso lo que podemos y debemos hacer. Yo soy un gran pecador y antes era ateo, pero la misericordia de Dios es tan grande que me salvó la vida, literalmente y me da sentido sobrevirar en circunstancias difíciles.